UNA ARQUITECTURA POR REDUCCIÓN
La arquitectura hacia la que tiendo es a la vez discreta y activa. Discreta, por una sencillez que debería hacerla evidente. Activa, porque esta evidencia está ante todo al servicio de ensalzar su contexto.
Este es mi objetivo. Y los medios que utilizo para lograrlo son elegidos por su carácter elemental: geometría, proporciones espaciales, distribución de la luz y precision en los detalles. Siendo el objetivo, en este trabajo de abstracción, reducir el espacio a una mínima expresión donde se elimine cualquier elemento arbitrario.
Así, la sencillez buscada se consigue gracias a una economía de medios y a una comprensión muy directa de la idea que motivó un proyecto. La arquitectura es para mí como una composición y una interacción de elementos que constituyen una unidad en perfecto equilibrio.
Desde esta perspectiva, la unidad de la que hablo aquí no está, por tanto, compuesta por diferentes partes, sino literalmente esculpida. Y si veo la arquitectura como una escultura es porque estoy íntimamente convencido de que si es capaz de reconocer estas herramientas de composición como una unidad y, por tanto, de apropiarse del espacio, el ser humano encontrará entonces la armonía.
Una belleza arquitectónica de este tipo, nunca desligada de la realidad del lugar, trascenderá en el tiempo.
Este es mi sueño.
Y este sueño es mi convicción.